Ya te  he comentado  hace un rato que no tengo ganas de ir al cine …” Si Fernando Lázaro Carreter  se levantase de su tumba, se volvería a meter del susto. Como decía a finales de los años noventa  en su magnífica obra  El dardo en la palabra,  “se arruinan dos mundos, el de contar y el de comentar

El ministro de Fomento comentó que el AVE llegaría a Galicia en el plazo previsto”  (comentó en lugar de dijoJosé Mourinho ha comentado que las fechas y horarios del calendario de liga perjudican a su equipo”  (ha comentado en lugar de ha denunciado, por ejemplo)  Y así cientos de casos que a diario se oyen o se leen en los medios de comunicación. Es la consecuencia directa de informar, y opinar  hablando de oídas.

¡Qué fantástica es la radio!  Cuán mejor sería si los profesionales que la habitan y la elaboran se tomasen algo de tiempo en formar a los jóvenes periodistas recién llegados y sobre todo a sus becarios. Esos jóvenes estudiantes universitarios llevan toda su vida oyendo radio o viendo televisión y es difícil convencerles desde las tribunas académicas de que lo que creen perfecto está lleno de imperfecciones y a veces de errores.

Y por último decir también  que la situación ha quedado controlada en este incendio, a pesar de que hay siete cadáveres calcinados”  Respecto a calcinados prefieron no alargarme y remitir a los lectores de este humilde blog a los trabajos de la FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE. Tiene un buscador de dudas muy útil y sencillo. Calcinado es otro ejemplo de esas expresiones que damos por buenas cuando hablamos de oídas, cuando repetimos lo que durante años hemos visto en la tele y oído en la radio en los trabajos de LOS PROFESIONALES.  Y todos lo hacemos.

Hace más de veinte años recibí una llamada en la redacción de  Telemadrid  de un telespectador que me regañaba por utilizar el infinitivo al comienzo de una frase. Con veintidós años no entendía el reproche. Como tampoco entendí que un jefe mío, un tipo mucho menos importante que el gran gurú de la radio deportiva de entonces, me abroncase por decirle a un compañero “Don fulano, muy buenas noches…”  para luego tutear al presunto “don” en la misma conversación   (¿Les suena este estilo…?)  Yo era oyente habitual del programa deportivo nocturno de marras y por lo tanto daba por bueno el error que nadie me había hecho descubrir hasta entonces.

En nuestro idioma toda oración debe tener como núcleo un verbo en forma personal. Un uso correcto para el ejemplo del incendio hubiera sido: “Y por último puedo añadir que la situación…” El error se conoce como infinitivo fático, que tristemente para nuestra profesión de informadores también es conocido como infinitivo radiofónico, por el abuso del error en los medios audiovisuales, ya que la televisión bebe de la misma fuente de la prisa y la improvisación que la radio. Como decía un profesor mío de locución radiofónica  “la mejor improvisación es la improvisación preparada”

Conviene cuestionarlo todo. Sólo de esa forma los profesionales de la comunicación tendremos la conciencia tranquila, la certeza de que no estamos llevando al oyente-lector-espectador por el camino del error. Sólo así se puede renunciar a los lugares comunes del periodismo deportivo (el farolillo rojo, zarpazo de tal equipo, los merengues, los de Guardiola) o erradicar paso a paso el hablar de oídas que te puede llevar a dar por correcto el uso de buenas madrugadas,  en repulsa,   para nada,   sin ningún género de dudas  o  va ganando de veinte puntos…

Tal vez un lector curioso de No hay enemigo pequeño crea que me paso de purista. Es muy probable. Soy purista y exigente. Máxime con quienes hemos de velar por el buen uso del idioma. Aunque sólo sea por el pavor que provoca que un error tuyo en un medio de comunicación masivo, sea dado por bueno por miles de receptores que no tienen ni interés ni obligación en esta materia.

¡Vivan las metáforas! Como alguien me dijo hace treinta años, incluso las metáforas sobre metáforas. Un ejemplo: “No todo el monte es orégano” (metáfora) “No todo el monte es orgasmo…”  Metáfora sobre metáfora.

Si en esta entrada del blog alguien localiza un error de los que yo denuncio, animo a los interesados a reprenderme por ello. Yo, por mi parte, prometo enmendarme en el futuro una vez conozca la pifia.